6.3.07

Crónica 1 Parte 2

Decidí armarme de valor, o mejor dicho, revalorar los cada vez más difusos recuerdos de mi emocional verano; emocional, digo, porque por muy ridículo que paresca, nunca tuve dos meses estivales tan llenos de sentimientos divergentes y deseos incompatibles como estos. Decidí, a demás, de continuar con el relato tal vez somnífero de aquellos.

Como comprenderás, los días posteriores a los famosillos resultados pasaron como era de esperarse: con la mayor lentitud posible, dignos de una espera interminable, que entre añoranzas, dudas y paranoias varias, culminaron en un extraño viaje programa para el día lunes 15 de enero; motivada y alentada por una repentina fe en mis resultados, promovida por una orgullosa mamá y otra más aún orgullosa abuelita Cheli, me disponía a partir a Santiago en el primer bus del día, casi 20 hrs antes de conocer la verdadera situación de mi postulación: carae' raja, pero siempre rogando de que todo resultara como se supone que debía ser... Y si no? ... puntos suspensivos, no lo sabía. -Bah!- pensé- ya tendría 6 horas de viaje para pensarlo-. De pronto recordé: - odio viajar en bus-


Lo que vino después lo recuerdo como una avalancha de sensaciones físicas (si! las sensaciones que se incorporan a tu cuerpo mediante los 5 sentidos) y alucionaciones síquicas ( mm... de esas no tengo explicación). El proceso siguiente fue muy similar a lo ocurrido semanas atrás: el síndrome contrario a Cenicienta (deseando que sean desesperandamente las 12), un sistema de mensajes MSN colapsado de ventanas, páginas que no están al servicio de los usuarios cuando se necesitan (la magia de Internet), y por supuesto, mi infaltable y tan poco oportuno ataque de esepticismo, negandome a creer que el DEMRE no hace bromas con respecto a estos temas, y que esta vez si me "tocaba" (ajaja).


El día siguiente, con toda su locura matutina, resultó una buena experiencia. A pesar de que en la foto de la TUI salgo negra curiche, a pesar de que la rodilla me mataba luego de tantas escaleras (a quién pucha madre se la habrá ocurrido dichoso diseño para nuestro Mall de clases?), de los trámites eternos, de las cerradas de ojo a la asistente social y de la calurosa bienvenida... ¬¬ no puedo mentir y decir que no cuasi sonrío cuando me acuerdo... yaaaaa, me cago de la risa!! Y si sé que no es la gran cosa, pero fue una cosa grande para mí, creo que admitiré que aún lo es.


Lamento mi paso flash por Santiago. Lamento no reunirme con quienes quería, contarles todo a quienes quería, dormir lo que quería, disfrutar mi situación como quería. Pero la playa me llamaba. Y no era tanto porque el sol santiaguino amenazara latentemente con robarme mi intento de bronceado, ni que las llamadas a la mamá cada 5 segundos auguraran una cuenta telefónica kilométrica, sino que simplemente era hora de volver, más bien era la hora de empezar, porque ya todo estaba listo, porque ya no había dudas, porque ya no habría más de esos miedos fantasmas, que te siguen donde quiera que vayas pero que sólo tú ves, y porque por un segundo ya no había más miedo al fracaso.


Era, por fin, el tiempo de comenzar el verano, como Dios manda: con bikini, dulces de la ligua, quemadas rascas en la feria, juegos en el "cárton" lleno, caminatas vespertinas y refuerzos extras en la mochila, ya que luego de lloriquear y patalear y recurrir a toda clase de artimañas cual guagua consentida, por fin me traía conmigo lo único que necesitaba :)


y ahora la playa, el sol, el mar, las ganas de pasarlo bien, los churros, las compras, las chalas, las paletas y las ganas de quedarse, para siempre...


1 comentario:

Carolina dijo...

Me gusto Lo ke escribiste :) Creo ke todos pasamos x lo mismo y la sensacion de ke se acabo x fin es unica :).
besos piita nos vemos en clases :D !!