Pablo me mató.
Y no de la forma en que Virginia pregona su asesinato- el asesinato de Virginia (Tech)-.
Me recordó lo "responsable" y qué significa la expresión "me lo perdí". Si, me lo perdí porque, como Pablo expuso admirablemente, tenía A, B, C, D, y cualquier otra variable para determinar situaciones, que hacer.
Me gustaría que la veintena de letras del alfabeto occidental fuesen susceptibles de ser reemplazadas por actividades extra-curriculares, pero no; recapitulo: me lo perdí (llamese ya a cualquier evento recreativo) porque tenía que estudiar.
Si Pablo leyese (imagino que luego de mi advertencia de plagio lo hará) mis palabras, pensaría "y bueno, qué te perdiste?". No, no fue algo como la marcha por la legalización (mala cosa para quienes adscriben de aquella demanda), ni un concierto (como ya ha sucedido en otras ocasiones) o un evento social, o cualquier otro tipo de acontecimiento visiblemente único e irrepetible, sino que me perdí lo que anhelo, lo que para mí (y sólo para mí) es impostergable, aún cuando pueda ser repetido una y otra vez. Me perdí, y por lo visto me seguiré perdiendo, un fin de semana en casa, un día más con mi perrito (que está quedando ciego) y un tecito con papá (que ya está muy canoso) . Me perdí un regaloneo de esos que ya no suceden con mamá después de planchar, un baile desenfrenado con mi hermana (en honor a los viejos tiempos cuando encendíamos la radio y hacíamos fiesta entre los cuatro, yo bailaba con mi mamá y Javela con el papá) y una conversación por teléfono con mi abuelita.
Me perdí una película con Pe, un helado y una siesta; un ataque de deseos incontrolables por continuar mi mosaico y un paseo al campo; un arranque creativo y un asado con los amigos de siempre...
Y no de la forma en que Virginia pregona su asesinato- el asesinato de Virginia (Tech)-.
Me recordó lo "responsable" y qué significa la expresión "me lo perdí". Si, me lo perdí porque, como Pablo expuso admirablemente, tenía A, B, C, D, y cualquier otra variable para determinar situaciones, que hacer.
Me gustaría que la veintena de letras del alfabeto occidental fuesen susceptibles de ser reemplazadas por actividades extra-curriculares, pero no; recapitulo: me lo perdí (llamese ya a cualquier evento recreativo) porque tenía que estudiar.
Si Pablo leyese (imagino que luego de mi advertencia de plagio lo hará) mis palabras, pensaría "y bueno, qué te perdiste?". No, no fue algo como la marcha por la legalización (mala cosa para quienes adscriben de aquella demanda), ni un concierto (como ya ha sucedido en otras ocasiones) o un evento social, o cualquier otro tipo de acontecimiento visiblemente único e irrepetible, sino que me perdí lo que anhelo, lo que para mí (y sólo para mí) es impostergable, aún cuando pueda ser repetido una y otra vez. Me perdí, y por lo visto me seguiré perdiendo, un fin de semana en casa, un día más con mi perrito (que está quedando ciego) y un tecito con papá (que ya está muy canoso) . Me perdí un regaloneo de esos que ya no suceden con mamá después de planchar, un baile desenfrenado con mi hermana (en honor a los viejos tiempos cuando encendíamos la radio y hacíamos fiesta entre los cuatro, yo bailaba con mi mamá y Javela con el papá) y una conversación por teléfono con mi abuelita.
Me perdí una película con Pe, un helado y una siesta; un ataque de deseos incontrolables por continuar mi mosaico y un paseo al campo; un arranque creativo y un asado con los amigos de siempre...