5.8.07

10 cosas que odio de ti

Como alguien con buena memoria, y una buena dosis de nostalgia noventera, pudiera pensar, la entrada de hoy quizás debiera vincularse, de alguna manera, con la película gringa de igual nombre, en la que Heat Ledger se dedicó a perseguir féminas, fiericillas e indomables, mucho antes de Brokeback Mountain...



Pero no. Muy por el contrario, tomará, como todo lo escrito en este blog, un carácter autoreferente, para terminar por enumerar, aún sin tener claro bajo qué parámetros, las cosas que más odio en esta vida, para sacarme así, casi como Fran Valenzuela, la careta de niña dulce y complaciente, facil de llevar, que muchas veces me acongoja, cuando pelotudos, que no nombraré sólo por un tema práctico, creen que pueden pasar por encima de lo que pienso.



Si. Reconocerá mi tono un tanto violento, pero me parece que va acorde al tema de hoy, a lo del odio y la intolerancia, que ya tenía que aflorar después de tantos meses de máxima comprensión, estando en la universidad más pluralista de Santiago.


Podría comenzar por aquellas cosas simples, como la rabia que sientes cuando Ares no baja las canciones que hace meses esperas, o cuando Last.fm pasa de ser el invento a la estafa del mes, obligándote a pagar por escuchar las canciones seleccionadas anteriormente, o referirme tal vez a la mierda de canales HBO, o al Mercurio que no trae mis diarios o qué sé sho...


Pero creo que es más fácil y más rápido obviar dichos temas "domésticos", y sólo enfocarme en lo que odio de otros, seres de carne y hueso como yo (que claramente soy más carne que hueso) y empezar por ahí.


Odio a los psedo-intelectualoides, como aquellos que subentienden (ja! debía usar esa palabra maldita) que pensar va de la mano de leer a Borges, escuchar jazz, tomar Baileys y comer sushi, usar las uñas negras y llevar boina, tal como un patrón, como cumplir con la estética del neopesador... por favor.


Me cargan aquellos que no reconocen la naturaleza de lo que son. Como aquellos que saben de farándula, pero no lo dicen, o peor aún, aquellos que tematizan situaciones tan banales como aquella, llegando a realizar especies de teorías mediáticas en relación a los calzones de las pseudomodelitos/promotoras de cerveza... no creo que sea la mejor manera de mostrar que tienes algo que decir.


Supongo que eso me lleva a otro punto...


(para más de mi odio sin sentido espere la 2ª parte)

5 comentarios:

Ab Z dijo...

Jajaja.

Yo más que odiar a los pseudointelectuales odio a todos los pseudos. A todos los que se quedan a medio camino en una apariencia.

Salud Pita.

Carolina dijo...

Hoy yo odie al mundo entero. jajaja comparto tu odio completamente :)

Virginia Price dijo...

ufff
yo también odio esas cosas...
y también odie al mundo hoy...
pero lo que más odio en todo el mundo, son las sobrevaloraciones de cualquier cosa, nada debe ser sobrevalorado ya que todo tiene su valoración propia.
Odio las sobrevaloraciones
Y como que me dio rabia jaja

Ya cuídate
Besos.

Virginia Price dijo...

Agrego:
Cuando vi esa película me gustó caleta.. así que puedo decir que es buena, pero fue hace mucho tiempo así pueden haber cambiado un poco las cosas...
Creo que la veré de nuevo y la encontraré pésima, tal como comedia gringa. Mala.

Anónimo dijo...

Me quedé con ganas de leer la segunda parte, jeje.

Chau =)