Sé que esperará la segunda parte del, al parecer, bien recibido descargo emocional contra el mundo; hoy no lo encontrará acá, y no precisamente porque, de pronto, haya dejado de sentir odio contra ciertas cosas, es sólo que no recuerdo exactamente qué iba a escribir.
No crea que tengo mala memoria, al contrario; soy capaz de recordar, quizás, demasiadas cosas, generalmente innecesarias, como cada canción de series de monitos de infancia, o tallas añejas, que hasta hoy me provocan risa, también la ropa que llevabas tal y cual día, nombres, fechas de cumpleaños y santos, direcciones, teléfonos, rostros y citas de películas, sino veame recitar cada vez que veo Grandes Esperanzas... pero supongo que cuando realmente deseo recordar algo, lo pierdo.
Imagino que tengo que comer pasas, pero las odio; creo que eso no estaba en mi lista de cosas que me desesperan, pero al menos sirve de algo.
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