"El andén repleto sudaba ante la conmoción; nadie dentro de la apretada multitud terminaba de entender lo ocurrido. Voces quejumbrosas y miradas morbosas se escabullían entre los sujetos de casacas amarillas que impedían el tránsito visual de aquellos viajeros que se paraban a observar el cuerpo intacto que reposaba entre los rieles, casi sin tocarlos, como cualquier tarde, cuando después del liceo tiraba los cuadernos y los zapatos y con sus sueños se recostaba boca arriba, soñando con los ojos abiertos, tendida tal cual como ahora yacía"
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